Grandes frases: «El apartamento»

«Cuando una se enamora de un hombre casado no debería ponerse rímel.»

Shirley MacLaine en «El apartamento» («The apartment«, Billy Wilder, 1960)

Esta es la conclusión a la que llega, secándose las lágrimas y limpiándose la cara por ese maquillaje, la ascensorista Fran Kubelik cuando descubre que el hombre con el que está saliendo le engañaba al asegurarle que dejaría a su mujer.

Recuerdo que cuando vi por primera vez «El apartamento» me llevé cierta decepción. ¿Sabéis por qué?

Pues porque asociaba a Billy Wilder, Jack Lemmon y Shirley MacLaine a comedias locas y desenfadadas, cuando lo que se veía en esta película era el reflejo de un mundo en el que las personas no son sino piezas que son usadas y de las que se pueden prescindir a voluntad, en un sistema donde el egoísmo y la ambición son norma y fin.

Y sin embargo, después de volver a verla años después, comprobé que, sin dejar de ser cierto lo anterior, la forma en que Wilder cuenta la historia es genial, sus personajes están realmente vivos en la pantalla, la composición de las escenas tiene una precisión matemática y, además, permite la redención de un protagonista pisoteado durante toda la película.

«El apartamento» cumple ahora 55 años y es una joya de las finas. Sus tres protagonistas (Lemmon, MacLaine y MacMurray) trabajan maravillosamente con unos diálogos ágiles y certeros, y reflejan una sociedad egoísta y deshumanizada en la que, sin embargo, queda un pequeño espacio para la sinceridad y el romance.