Grandes escenas: «Up»

Echando la vista atrás veo que el cine de animación sólo había salido una vez en el blog (con la reseña de «Del revés«), pero no os había traído ninguna otra que me hubiese emocionado, o alguna escena «de dibujos» que me hubiese llamado la atención. Eso había que remediarlo…
Siempre me gustaron estas películas, eran el divertimento con el que reír y pasar un buen rato, pero con la factoría Disney de los 90 (desde «La Sirenita» hasta «El Rey León«, pasando por «La Bella y la Bestia» y «Aladdín«), lo que siempre se había considerado un género menor, pasó a ser arte con mayúsculas. Y con la aparición de Pixar, el arte se convirtió directamente en prodigio.
De los creadores del flexo saltarín siempre me he quedado con «Bichos» («A Bug´s Life«, 1998), donde el color, la música y las referencias a otras películas, consiguieron una película perfecta, de la que algún día os hablaré. Así que aprovechando que este año celebra Pixar sus 30 primaveras, hoy os traigo una escena que está a la misma altura que la anterior película: una auténtica maravilla al comienzo de «Up«, que hereda lo mejor del cine mudo y que nos deja con el corazón encogido.
En ella nos cuenta la historia de Carl, un niño tranquilo y tímido que conoce a Ellie, una chica dinámica, con una imaginación desbordante, que comparte sus mismas locuras, su fascinación por inventar cacharros y sus sueños de descubrir mundos desconocidos.
Con un fabuloso tema compuesto por Michael Giacchino que acompaña todos los sentimientos que nos transmiten las imágenes, asistimos a la boda de los protagonistas, al proyecto de su nueva casa, al mazazo que supone no poder tener hijos, y a pesar de eso a una ilusión común por disfrutar el uno del otro hasta llegar a la tranquilidad de la vejez. En todos estos momentos la sana locura de Ellie sigue contagiando a Carl su pasión por la vida, esa vida juntos en la que cada gesto es ternura.
Y sin decir qué pasa al final de esa escena, sólo os diré que consigue emocionarme hasta la lágrima cada vez que la veo. Sin una sola palabra en esos minutos, la historia de Carl y Ellie nos arranca emociones sin parar. Y eso es algo que sólo se puede definir como genialidad: sólo mirando a Ellie y Carl, los dibujos dejan de serlo para verlos de carne y hueso, dos ancianos que se alegran, se transmiten ternura, se entusiasman y sufren igual que aquellos que les estamos observando. Sus gestos, sus ojos, sus caricias los convierten en reales.
De hecho, y aunque me llaméis exagerado, cuando veo a estos ancianos ayudándose, dándose la mano, mirándose con un amor total, me viene a la cabeza esa otra pareja inolvidable que veíamos en «En el estanque dorado«, donde Henry Fonda y Katharine Hepburn vivían momentos parecidos.
Aquí arriba os dejo la escena completa, los cuatro minutos más emotivos en la historia del cine de animación, que reflejan detalles tan reales que nos llegan al alma… Impresionante, teniendo en cuenta que todo es digital. Estos cuatro minutos de «Up» son una mezcla perfecta entre emoción y ternura, entre lo más puntero en tecnología y lo más clásico del cine mudo. Oro puro.
«Up» (Pete Docter y Bob Peterson, 2009)
Wow! Yo ya he visto esta escena varias veces pero, como tú, imposible contener las lagrimas. En mi opinion es una de las secuencias mas especial del cine para siempre. Gracias por compartirla!
Hola !!
He conocido la pagina a través del concurso de los Premios 20Blogs de La Blogoteca.
Un blog realmente interesante por cierto, ha sido toda una sorpresa, mi enhorabuena !! y ya tienes un nuevo lector !!
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Suerte y gracias!
Gracias a ti por comentar, Lisa. No sé dónde lo leí pero creo que, aunque quizá es exagerado, también es cierto: siendo una película de animación, «Up» ha logrado que nos emocionemos como películas «reales» no lo han conseguido. Es todo un mérito.
Gracias por pasarte, Gorka y por tu comentario.
Mucha suerte para ti también 🙂