Grandes películas: «La teoría del todo»

En 2015 Eddie Redmayne ganó el Óscar por su papel protagonista en la película de la que os hablaré esta semana, «La teoría del todo«. En ella se metía en la piel del científico Stephen Hawking y su interpretación consiguió emocionar a todo el mundo.
En ese momento algunos dijeron que era un papel típico, ideado desde el principio para conquistar a una Academia amante de los dramones y de personajes con discapacidades que buscan arrancar una lágrima fácil. Como ejemplo ponían cintas ganadoras de la misma estatuilla como «Forrest Gump«, «Mi pie izquierdo» o «Rain Man«, y de otra que se quedó a las puertas, «Despertares«.
Yo no puedo decir si eso es así o no, pero de lo que sí estoy seguro es de que todas y cada una de las interpretaciones en esas películas son simplemente maravillosas. Tom Hanks, Daniel Day-Lewis, Dustin Hoffman y Robert De Niro, respectivamente, bordaron sus papeles y nos acercaron un poco a la realidad de sus enfermedades. Esto mismo se puede decir del trabajo de Eddie Redmayne al trasladarnos a la vida de Stephen Hawking y al proceso de su terrible enfermedad, acompañado de su mujer, Jane.
– Soy cosmólogo.
– ¿Qué es eso?
– Mmm… es como una religión para ateos inteligentes.
La película comienza en el momento en que ambos se conocen, cuando Hawking todavía no sabía que padecía la esclerosis lateral amiotrófica, conocida por todos como ELA.
La transformación de Redmayne en el astrofísico es increíble y ya desde el principio nos lo presenta tal y como siempre lo hemos conocido por televisión: como una persona cercana, tímida y que nos ha inspirado ternura.
– ¿Y de qué son devotos los cosmólogos?
– ¿De qué somos devotos? De una ecuación única y unificadora que lo explique todo en el universo.
– ¿Ah sí? ¿Y cuál es la ecuación?
– Esa es la cuestión.
Conforme avanza la trama, asistimos a los momentos más importantes de la vida de Hawking, como cuando se le diagnostica la enfermedad, cuando no le queda más remedio que utilizar una silla de ruedas para sus desplazamientos, o cuando otro científico desarrolla una aplicación informática que le permite expresarse a través de una voz robotizada.
– Me temo que la esperanza de vida es de dos años. No hay nada que yo pueda hacer.
– ¿Y en cuanto al cerebro?
– El cerebro no se ve afectado: sus pensamientos no cambiarán, sólo que… con el tiempo nadie los conocerá. Lo siento muchísimo.
Lo que me conmovió cuando vi la película fue que Eddie Redmayne, con su interpretación, consiguió que nos pusiéramos un poco en la situación de ese genio y fuésemos conscientes de que su cerebro seguía funcionando de esa manera brillante, mientras su cuerpo se deterioraba más y más. Esa conciencia de lo irremediable, viendo cómo todos los que están a su alrededor asisten impotentes a esa declive físico, fue algo realmente impactante. Y eso fue posible por el sobrecogedor trabajo de este joven actor británico.
– Me quedan dos años de vida. Suena raro cuando se dice en voz alta, ¿verdad?
Redmayne ya ha aparecido varias veces en este blog: era uno de los protagonistas de «Los miserables«, donde nos enseñó que además de actuar bien, también cantaba; estuvo nominado en los Óscars de 2016 por su papel de «La chica danesa«; y fue el protagonista de la nueva saga potteriana, «Animales fantásticos y dónde encontrarlos«. Pero por ahora, el papel por el que se le recordará siempre será el de éste de «La teoría del todo«.
«La teoría del todo«, a pesar de la dureza de la enfermedad que nos acerca, de las limitaciones que conlleva en la vida de los protagonistas, es una declaración vitalista que nos anima a seguir adelante. En la parte final de la película, cuando Hawking está dando una conferencia, uno de los asistentes le preguntó:
– Usted dice que no cree en Dios. ¿Tiene alguna filosofía de vida que le ayude?
La respuesta del científico consiguió que todos los asistentes se pusieran en pie y aplaudieran emocionados:
– Está claro que sólo somos una raza avanzada de primates en un planeta menor que gira alrededor de una estrella normal y corriente en el extrarradio de una entre cien mil millones de galaxias. Pero desde los principios de la civilización, la gente siempre ha ansiado entender el orden subyacente del mundo. Las condiciones en los límites del universo tienen que ser muy especiales, ¿y qué puede ser más especial que el hecho de que no haya límites? Como tampoco debería haberlos para el esfuerzo humano. Todos somos diferentes, por muy dura que nos parezca la vida. Siempre hay algo que podemos hacer y en lo que triunfar. Mientras haya vida, hay esperanza.
Como veis, esta reseña -salvo por el reconocimiento a Eddie Redmayne por su interpretación- no se ha centrado en elementos cinematográficos, sino más bien en las emociones que ese trabajo me transmitió al acercarme a esa figura casi icónica en nuestro mundo como Stephen Hawking.
Y sin embargo, también cinematográficamente «La teoría del todo» es una gran película y se merece su lugar en esta sección. En ella tenemos planos coloristas, composiciones estudiadísimas, un gran trabajo de Felicity Jones y David Thewlis como esposa y amigo de Hawking, y una estupenda banda sonora compuesta por el islandés Jóhann Jóhannsson, autor también de la partitura de «La llegada«, de la que también os hablé hace unos meses.
– Cuando las estrellas nacen y cuando mueren emiten radiación UV. Si pudiéramos ver el cielo de noche con luz ultravioleta, casi todas las estrellas desaparecerían y sólo veríamos su espectacular nacimiento y muerte…
Si no la visteis en su día, os recomiendo de verdad que lo hagáis: «La teoría del todo» os emocionará y lloraréis, eso seguro. Pero a lo mejor consigue algo todavía mejor, como ser conscientes de que, como dijo el protagonista en esa conferencia, «siempre hay algo que podemos hacer y en lo que triunfar«, darnos cuenta de que por muy complicada que pueda ser la existencia, «mientras haya vida, hay esperanza.»
«La teoría del todo» («The Theory of Everything«, James Marsh, 2014)