Grandes escenas: “Philadelphia”

philadelphia-poster

Andrew Beckett es un buen abogado: joven, con éxito y con una familia que le quiere. Pero un día al descubrir en el despacho de abogados donde trabaja que tiene SIDA y que es homosexual, lo despiden. Ante semejante caso de discriminación, se pone en manos de Joe Miller, un abogado que luchará con él frente a los miembros del bufete.

Philadelphia” es una de mis películas más queridas. La historia de esta injusticia, la interpretación de Tom Hanks y Denzel Washington y la dirección de Jonathan Demme consiguieron que esta cinta ocupara enseguida una posición bien alta entre mis preferidas.

Pero hoy vamos a centrarnos en una escena concreta de esta historia…

Philadelphia - Andrew y Joe - descartesnofuealcine.esEn ella vemos que Andrew está en casa, está débil porque hace poco ha tenido una recaída y por eso está con el suero mientras escucha música. En ese momento llega Joe: hay que preparar el interrogatorio al que le someterá la abogada del despacho de abogados al día siguiente. Va a ser algo delicado y por eso Joe quiere dejar todo bien atado la víspera. Pero cuando se van a poner a trabajar, la música de fondo llama la atención de Andrew y se la empieza a explicar al abogado. Se trata del aria “La mamma morta” («La madre muerta») de la ópera “Andrea Chénier” de Umberto Giordano y la canta María Callas.

Lo que presenciamos en ese momento es simplemente maravilloso. Con los planos cenitales y el juego de luces que consigue el director, vivimos la pasión con la que Andrew vive la ópera, como si fuera de los pocos placeres que todavía puede disfrutar. La forma en que describe la acción, la expresión de su cara y los movimientos de la mano mientras deambula por la habitación agarrado a su portasuero consiguen desarmar al que le ve. Esos movimientos y esa iluminación van in crescendo, al igual que el aria que escuchamos, hasta llegar al clímax con esa nota aguda de la Callas con toda la escena teñida de rojo.

Si nos gusta ese aria, la disfrutaremos como Andrew, y si no, observaremos la escena tal y como lo hace Joe: con la boca abierta, incrédulo ante lo que ve, emocionado y sin saber qué hacer, ni qué decir cuando termina, viendo a Andrew por primera vez como una persona enferma, sensible y apasionada, y no sólo como un cliente, enfermo y homosexual.

Philadelphia - Aria 2 - descartesnofuealcine.esLos que me conocéis sabéis que no es difícil que me emocione con una película, pero lo que vemos en esta secuencia es simplemente algo fuera de serie. Sinceramente veo imposible contemplarla sin que en algún momento las lágrimas amenacen con salir. Ver a alguien con una enfermedad con una esperanza de vida brevísima en ese momento, consciente en todo momento de que va a morir, y verle con esa mezcla de debilidad pero también de pasión por la fuerza que le transmite la música, es a la vez sufrimiento y delicia, asombro y horror.

«Philadelphia» es otro de los grandes tesoros que nos dio el cine el año 1993, esta vez de manos de Jonathan Demme, el director de «El silencio de los corderos«. Aquí os dejo con la secuencia completa. Ver a Andrew recitar el aria me pone los pelos de punta: la pasión que demuestra Tom Hanks y la sesibilidad del director en su planificación es algo de verdad maravilloso.

«… sigue viviendo, yo soy la vida…»

Sería fantástico si compartieseis en los comentarios vuestras impresiones, porque a lo mejor esta fascinación que siento por esta secuencia y que intento transmitir, es algo particular y tiene más que ver -otra vez- con la ópera…


Philadelphia” (Jonathan Demme, 1993)

2 Respuestas

  1. Mónica dice:

    ¡Qué gran escena! Me ha dejado los pelos de punta. Y qué bien descrita está. Enhorabuena. La verdad es que transmite una fuerza y una emoción especial. No sabes si llorar, si gritar o si ponerte a cantar. Tom Hanks lo borda pero Denzel…la mirada de Denzel, su silencio, dice tanto…

  2. Descartes dice:

    Gracias por comentar, Mónica. Sí, tienes razón, Denzel Washington está impresionante. Su silencio y su mirada son fantásticos…